La Primavera de Arcimboldo (Museo de San Fernando)

La obra forma parte del conjunto "cabezas compuestas" pertenecientes a la serie "Las Estaciones" de Arcimboldo y que el pintor repitió en diferentes ocasiones en su estancia al servicio de la corte de Praga.

Esta obra se relaciona con la primera serie de "Las Estaciones" realizadas por Arcimboldo en 1563 a su llegada a la corte del emperador Fernando I.

Sus compañeras, "El Verano" y "El Invierno" se encuentran en el Museo Histórico de Viena, mientras "El Otoño" de esta serie ha desaparecido.

Esta copia corresponde a la obra que actualmente se expone ver en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Se desconoce su procedencia aunque es muy probable que su origen esté en las colecciones reales, en las que se cita sin aludir a su autor.

La presencia de estas obras en España responde a las relaciones existentes entre la corte alemana y la española apuntando la posibilidad de que fueran traídas por la propia emperatriz María, madre de Rodolfo II en 1580 en un viaje que hizo a Madrid. Se establece una relación entre las cortes de Madrid-Praga y sus dos emperadores Rodolfo II y Felipe II, dónde en paralelismo a una atmósfera católica se produce un gusto por lo exótico, lo enigmático y el desarrollo de la imaginación que dieron especial cabida a obras como las del Bosco o la singular producción de Arcimboldo, siempre con un sentido alegórico y moralizante, así como un significado oculto que exigía intérpretes iniciados en su lenguaje.

Son muchas las lecturas que se pueden realizar respecto a la serie de "Las Estaciones" así como de los factores y elementos que condicionaron a su autor. Todas estas obras se caracterizan por una magnífica ejecución, con dominio del color y del juego de imágenes que responde a una intencionalidad simbólica.

Posteriormente, Arcimboldo, a petición de los monarcas, realizaría otras versiones en 1572 y 1573, con ligeras variantes, que hoy se localizan en diferentes museos y colecciones particulares europeas. La más próxima a la de la Academa de San Fernando es la tabla de "La Primavera" del Museo del Louvre y que corresponde a la serie de 1573. En esta versión del Louvre se mantiene la misma figura pero a su alrededor aparece una guirnalda de factura diferente y que, según algunos estudiosos, se supone añadida posteriormente.

Existe un paralelismo entre las series de "Las Estaciones" y "Los Elementos" de Arcimboldo, que se respalda con el letrero a tinta que aparece en la parte trasera de la tabla de la Academia:"La PRIMAVERA/ Va accompagnata con L´Aria ch'una testa di ucelli", que la pone en paralelo con la representación del El Aire. Se establece un diálogo entre "Las Estaciones" y "Los Elementos" que participan incluso de unas mismas propiedades. 

La significación más difundida es aquella que intenta ver en ellas propaganda política y exaltación de la Casa Imperial de los Habsburgo. Estas representaciones estaban presentes en sus gabinetes o iban destinadas a otras cortes como regalos familiares o a altos dignatarios.

El modo de representar "Las Estaciones" como retratos responde a la larga tradición que gozaba este género en aquella época.

Arcimboldo considera el mundo como una unidad simbolizada en la armonía de sus cuadros compuestos por infinidad de elementos.

Desde un punto de vista técnico y estético "La Primavera" de la Academia es una excelente versión de "La Primavera", representada por un rostro joven, de perfil, que inicia una ligera sonrisa, compuesto por flores de todas clases. Cada una de las formas están pintadas con especial detallismo y carácter minucioso que otorgan a la obra un sentido naturalista, creando la ilusión de las diferentes partes que componen la cabeza y el torso.

Así se utiliza una corona de flores multicolor para el cabello; las flores con tonalidades blancas y rosas representan la piel; la nariz está constituida por un capullode azucena, la oreja es un tulipán, mientras los ojos están formados por dos belladonas y su flor. El cuello estilizado construido a base de flores blancas separa la cabeza del torso configurado por plantas verdes que representan las vestiduras.

Se crea así un lenguaje figurativo en donde la sensibilidad, el refinamiento y la imaginación se combinan en un todo armónico que hacen de esta obra una de las más felices expresiones del Manierismo.